Armas · 27 de marzo de 2014

Del 26 al 30% en poco más de setecientos días. Es la evolución de un índice, el de pobreza infantil en España y, como su publicación coincide este año con el día mundial del teatro, repetiré lo que cité cuando estaba en el 26: «Ovejas sois, bien lo dice/ de Fuenteovejuna el nombre./ Dadme unas armas a mí,/ pues sois piedras.»

¿Hasta dónde tiene que llegar? ¿Bastará con el 35 o, quizás, el 40%? Obviamente, es una pregunta retórica. Como cualquier país, España está llena de hombres y mujeres que son piedras y reaccionan como piedras ante un 30% de niños en la estacada mientras se preocupan mucho, gran sensibilidad, por las piedras que tiran unos chicos en una manifestación.

Está visto que no hay como vivir cómodo. Piedras encantadas de su clase social y piedras de ignorancia y miedo, que son la mayoría.

¿Y los demás?

Pasamos del 26 al 30 como antes del 24 al 26 sin instrumentos para detener el proceso y revertirlo. «Dadme unas armas a mí» —insiste Laurencia—, y nos falta tanto que habrá quien se asuste por aludir a las armas de un personaje de Lope de Vega con la muy radical intención de despabilar, despertar, alimentar una reacción, centrar las cosas.


Madrid, marzo.


— Jesús Gómez Gutiérrez


Si les gusta lo que leen


/