Ínterin · 19 de noviembre de 2014
Os recuerdo allí, atrapados en el primero de los cordones policiales, en la entrada de Sol. Nosotros estábamos a dos metros, atrapados en el segundo. Era el día de la coronación de Felipe VI, pero a mí me pareció el de la impugnación del sistema métrico decimal, porque vaya metros que nos separaban: de dos filas de antidisturbios, la vuestra y la nuestra. ¿Se os ocurre un trecho más largo? Alejados, oprimidos, empujados, amenazados como grupos de reclusos. Y todo, por una bandera de tres colores que, a juicio de algunos —grandes estadistas— ni tiene importancia ni molesta a los dueños del país. Qué cortos son. Tanto como vastos los dos metros, de donde a veces brotaban masas de cultura azul que repartían golpes a una señora, un chaval, un anciano y no sigo con la secuencia porque ya la conocéis. Era la tarde de la coronación de Felipe VI. Vosotros, atrapados por la normalidad. Nosotros, atrapados por la normalidad. Ellos, la normalidad. ¿Se os ocurre una distancia más insalvable? La misma desde 1939, con dos metros de fosa cuando lo necesitan y dos de policía en el ínterin.Madrid, noviembre.
— Jesús Gómez Gutiérrez
Electra exiliada / Casi a la hora