Ciudadanos o esclavos · 23 de noviembre de 2012

Es gol, aunque no se sabe de quién. En el eterno Real Madrid-Barça, tan central en la política del Reino como la Iglesia católica en la del franquismo, se arrojan informes sobre cuentas en Suiza que, cuando pasen las elecciones catalanas, se irán apagando, pagando y bluf. Pero de momento, llenan las portadas de los unos y los otros, encantados de llamarse mentirosos en el escenario y de simular rupturas que el público encuentra verosímiles porque lo han acostumbrado a obras de caspa y espada.

Noticia. Día 15 de junio del año 2011: «El Congreso rechaza publicar la lista de los titulares de grandes fortunas en cuentas suizas». PSOE, PNV y, en efecto, PP y CIU, protagonistas del gol actual, hicieron causa común para no se conocieran los nombres de los 658 evasores que precedían al 659 o sucedían al 1, según se entienda: Emilio Botín, presidente del Banco Santander. La «mayor regularización» de la historia del Tesoro, en palabras de Carlos Ocaña, que había sido secretario de Estado de Hacienda hasta cinco días antes, sería un espectáculo entre los bastidores del poder, sólo para sus ojos.

Ahora, banderas en la grada, son pocos los que se acuerdan de Herve Falciani, el héroe que destapó el asunto. Lo detuvieron en Barcelona el 1 de julio del año 2012 y lo encerraron en la cárcel de Valdemoro, donde espera a que la Audiencia Nacional decida sobre su extradición a Suiza. ¿Les suena el nombre? Entonces, investiguen y aprendan; todo está ahí, a su alcance. O sigan viendo el partido-sainete y griten gol ante un borrador policial «pendiente de registrar». Por cosas como ésas, nos definimos como ciudadanos o como esclavos.


Madrid, noviembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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